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~Pensadores~

sábado, 25 de abril de 2015

Todo destino

Todo destino
Allí busco mi lugar con inocencia:
voy en busca de cajas de madera.
Entre páramos habitados de tristeza camino
como aburrido y sin cesar;
entre piedras bailo como huracán
pues morir es mi destino.

Entre tanto intento atisbar las palpitantes
luces con oscuridad entre las sombras venerada.
Intento anotar sus coordenadas en mi memoria
pero la luz del día es su maldita huida
para escapar de las heridas.

Mi voz grita, y agotada clama en la lejanía,
exhausta llora sin vida...
Ya no hay quien me quite la melacolía
¿De qué sirve desear,
si parece que esta no es mi vida?
¿De qué sirve,
si ya me he acostumbrado a la agonía?
¿Dónde estás que tus pasos son transparentes
y tu sombra no me guía?

Vuelvo al viento,
vuelvo a abrazar huracanes
de ideas aterradoras.
Busco las olas, para que la marea se calme
haciendo desaparecer a mordiscos mi carne.
Atrapo las balas entre cientos de miradas,
las saco del cieno de mi alma
y las coloco en lo más abrupto del pedregal
con la mirada.

Con toda la inocencia del mundo ya no busco,
ella me ha encontrado primero
y ahora solo siento cómo me encierran,
cómo estas cuatro maderas me evaporan,
me convierten en polvo.

En calcinada amapola.

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